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Writer's pictureCarlos Marín

CREADORES DE REALIDAD O RECICLADORES DE EMOCIONES?

Updated: Nov 12, 2018


El aporte más importante del estudio de la mecánica cuántica a lo científico, es ratificar mediante

experimentos, que lo que el experimentador espera que una partícula sea, siempre lo es; es decir, la importancia del observador en la naturaleza de la realidad.


La ciencia convencional supeditada, a la tercera dimensión de energía, regida por las leyes de la materia, no puede ser el fundamento que pueda contribuir a definir lo que somos.


Somos una conciencia que existe además en cuatro dimensiones o niveles de energía superiores a esta tercera dimensión o realidad de la materia. La realidad ocurre según el nivel de energía en el que esa conciencia que somos, está. Así pues, lo que existe simultáneamente, en otras dimensiones, no es captable por los sentidos (visión, audición, olfato, gusto, tacto) circunscritos a la tercera dimensión; dicho de otra manera, hay más realidad invisible por experimentar, que la visible ya conocida, mejor aún, la realidad invisible (campo subatómico de partículas) es la que determina la realidad visible de la tercera dimensión o materia (campo de los átomos).


Una vez comprendida la naturaleza de la realidad, podemos más fácilmente asimilar que la percepción, contacto y expresión de la persona, está editada por los códigos lingüísticos de su personalidad o ego alterado; ellos, son un filtro que ajusta todas las experiencias al marco perceptual predeterminado.


Desde ese patrón predeterminado, hemos venido reduciendo nuestro potencial de conocimiento como creadores a través de nuevas experiencias, para convertirnos, en recicladores de emociones.

Todo este velo de ignorancia, que impide revelar la verdadera naturaleza de lo que somos, se acentúa a través de un sistema educativo que hace parte del macro sistema de control o mátrix tercera dimensión, que busca perpetuarnos como repetidores de información de los hallazgos de una ciencia limitada y arrodillada a ese mátrix de control, sustrayéndonos de nuestra esencia creadora. Se nos entrena desde niños a repetir información, nunca a crear pensamientos con intención a partir de nuestro gran tesoro: la imaginación. Hemos renunciado por subestimación a esa poderosa fuerza que es la imaginación, como el único instrumento que nos permite llevar la conciencia a otros niveles de energía, con el diseño de pensamientos que están fuera del control de las leyes que regulan la materia (electromagnetismo y gravedad), fuera de la restricción de los códigos lingüísticos y los sentidos (dogmas, paradigmas, creencias, visión, audición, olfato, gusto, tacto).


Con la imaginación, nos convertimos en creadores de la realidad invisible; en ese estado, todo lo imposible es posible, en ese estado, somos felicidad, ninguna limitación del plano físico o tercera dimensión existe, en ese estado es que ocurre la sanación, somos uno con todo, somos uno con el creador, es en ese estado, en que el observador se convierte en lo que observa.
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